Sexo de reconciliación

Luego de insultos y bofetadas. Una tremenda discusión en el auto.....





Le vi a los ojos, claros como la miel, con sensación de tristeza le tome de la mano, helada y poco nerviosa la lleve hasta mi entre pierna, excitado le golpee dos veces la palma, después del tercero apretó con sus fuertes dedos mi miembro. Bajando la cremallera, sacando mi largo y grueso pene, lo agitó muy fuerte como esas jaladas matutinas una y otra vez.

Después de tanto arriba, abajo, se acerco y toco mis labios con los suyos, un beso con sabor a quiero SEXO, muchos minutos después quito mi suéter y haciendo un corto recorrido a mis pezones, mordiéndolos me ocasionó una sensación de escalofrío que me hacía pedir más y más.

Cuando de repente bajo mi pantalón "no bajo mi bóxer, porque obviamente no llevaba, pero eso es otra historia"

— ¡CLA, CLA! 
Me susurro al oído

5 dedos después del ombligo, sentí su húmeda lengua entre mis testículo.

— ¡Oh si! Bebé
Le exclame.

Llevando uno por uno a su hermosa y hábil boca succiono con la intención de cenarlos, luego de unos segundos al fin llevo mi sexo a su boca, como siempre su oral es el mejor pero ya casi amanecía y queríamos llegar al orgasmo, bajamos del auto, entramos a su casa, eran tanta las ganas que nos quedamos en la sala justo detrás de la puerta.

—Se puso de rodillas

Bajo mi pantalón otra vez e inicio nuevamente con su espectacular sexo oral. Cuando de repente colocó sus manos en cada una de mis piernas mientras me lo seguía haciendo, estaban heladas, las llevo a cada una de mis nalgas. Saco mi pene de su boca, voltean-dome me puso contra la pared, era su prisionero.

Besando mi trasero con una desesperación, lo tomo como si no hubiese un mañana.

—¿De quienes son? 
Me pregunto


—Tuyas
Le respondí

Me sentía en el viejo testamento cuando moisés abre el mar rojo, así con sus manos como si tomaba los diez mandamientos, inclinando su rostro hacia ellas, llego, encontrando mi pequeño ano con sus labios lo beso hasta dilatarlo.

Ahí comencé a sentir lo que es el verdadero sexo, la sensación de entrega total, del sexo limpio y del sexo sucio, de la sumisión total de los secretos del cuerpo, de la delicia que más tarde conocería como beso negro. 

Me masturbo todo el tiempo el pene, sin dejar de mamarme el ano, una descarga eléctrica me sacudía por todo el 
cuerpo y finalmente eyacule me dejó por 
completo rendido.

— ¡Oh si! me llevo al paraíso.

Me convertí en un ferviente apasionado
del anilingus.......

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