Mi primera vez



Las 7:00am iniciaba la clase de educación cristiana la maestra Erica una de mis profesoras preferidas la cual me impartió 5to y 6to grado de primaria en el colegio centro evangelistico.

Y va así...

Días atrás me habían castigado dos semanas sin recreó y haciendo planilla "No debo besar a niñas de 6to mayores" si me bese con una niña de sexto no tan niña, el niño era yo, estaba en quinto grado pero era de esos pequeños que sabía besar todo se lo debía al conejito de la suerte, mi juego favorito del barrio donde vivo.

La más guapa del aula, María José una melliza rubia, cabello rizado, ojos claro y un cuerpo no tan puberto perfecto. Días atrás me coqueteo mucho, me tocaba de la mano y hasta me hacía masajes una puberta muy atrevida por decir así. Al finalizar el recreo los de cada aula formaban filas para subir a los salones de clases y en eso BUM el beso casi perfecto, era el amor de mi vida ese preciso instante mis compañeros molestaban y hasta me hacían porras ustedes saben como nos comportamos en primaria.

Viernes por la mañana, elección de la india bonita en el colegio, la Maíia al finalizar la kermesse me tomo de la mano y me llevo a la iglesia que quedaba justo al lado del colegio.

—María, ¿Qué tu haces? 
—Abraham


Mencionó antes de comerme a besos.

Tomándome de la mano nuevamente me llevo a una habitación de la iglesia.

—Abraham, quítate la ropa. 
Susurro.


Estaba pasmado boca abierto, con miedo y adrenalina o excitado. No sabía lo que realmente sentía pero si lo que sucedería, comenzó a desvestirme como si no existiría un mañana, mi pajarito bolo del nido y se convirtió en un gran pichón.

Acostándose y tumbandome sobre ella, María susurro.

—Amén.

Basándonos como dos locos pubertos, bajo su delicada y hermosa mano, bajo a mi pene.

—Uuuuuuh, que grande y grueso. 
Mencionó, 

Sonreí de tímido o solamente de orgulloso.

Bajo mi cabeza a sus hermosos y pequeños pechos no sabia que hacer, lo primero que se me ocurrió fue chupárselas como las pornos del cyber café que veía cuando mentía que tenía que hacer tareas.

Mientras más besaba sus pequeños melones, más rápido me agitaba el periquito una y otra vez. De repente la tomo con posición y comenzó a introducir lentamente en su estrecha y pequeña vagina no virgen. Si, una virgen no se la metería y saboraria como lo hizo mi Maria. Una y otra vez la penetraba, cada instante más rápido y duro, pero en 5 minutos estalle o si fue la primera y última vez que eyaculaba dentro de una vagina.

—María: rayos, no usamos condón y terminaste dentro de mi.

Anonadado deje mis labios cerrados como si tal tuviesen pegamento, pero no, no todo término. María comenzó a levantar ese pajarito que ya había alzado su primer vuelo, succionando una y otra vez con su hermosa garganta.

¡Oh María llena eres de gracia!

Cite mientras recordaba que la iglesia en la que estábamos era evangélica.

Mi primera vez, mi primer pajaso de una desconocida Manuela, mi primer sexo oral, ¡Oh si! Estaba adorando mis primeras veces, cuando derrepente otra explosión no sabia de donde salía tanto líquido blanco y espeso.

Termino el año escolar y no la volví a ver.

Quien causa tanta alegría, la concepción de María, que viva la virgen, QUÉ VIVA.

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